sábado, 4 de octubre de 2014

Junio en el living.

Sonaba Burning, The Whitest Boy Alive. Estaba Berlin sonando en casa, no me acuerdo más.
No eramos más que nosotros dos. Quise mirar, y diste vueltas con los brazos abiertos al ritmo de la música. No entendía hasta que supe, que eran vueltas de felicidad. Yo te juro que ahí supe verte. Te vi en verdad. Era otra de esas pausas, en donde me pregunto si por alguna casualidad divina, ese momento duraría un poco más. Eras vos, plenamente vos. Dando vueltas. 
Supuse que lo hacías porque todo al rededor se había vuelto tan magnifico, que no podíamos estar un segundo quietos en el eje. Había que girar, mirar, observar, guardar todo alrededor. Guardarlo bien adentro. Sin querer sonreí, porque sabía que eso estaba pasando y tal vez no volvería a repetirse, y así sin pensarlo me acuerdo de ese día. No sé bien qué paso después, solo recuerdo haberte visto de verdad. Yo te miré orgullosa. Orgullosa de tenerte dando vueltas en mi living.

No hay comentarios:

Publicar un comentario